Que pasa Manito campeón
Bueno, ya sabes, yo con las críticas y los consejos me limpio la entrenalga (que es básicamente para lo que sirven) sin embargo con las apreciaciones -cuando son inteligentes- de los amigos -cuando son inteligentes- no me limpio nada, o las tengo en cuenta o no, depende de la mala ostia que lleve acumulada ese día a esa hora.
Me congratula sobremanera (que rimbombante y pedante puedo llegar a ser ¡La ostia!) que aceptes el reto de que esta relación epistolar sea del dominio público, al fin y al cabo las pocas mentes que accedan a ella no estarán preparadas para asimilar convenientemente la sarta de gilipolleces por las que habitualmente transcurren nuestras conversaciones, así que quedará para que dentro de mil años, cuando una raza más inteligente que la nuestra (no es muy difícil) las estudie como parte de la historia de una civilización que supo destruirse a sí misma)
No voy a apuntillar nada acerca de tu comentario del artículo de Julio Cesar, salvo quizá que debes recordar que antes que Julio -como megalómano- estuvo un tal Alejandro Magno, si bien este era un poco menos político y un poco más militar y sus métodos no fueron tan sibilinos ni criticables (para la mentalidad de la época por supuesto).
Por último destacarte que puedes hacer las recomendaciones que consideres oportunas, ya que aunque mi inteligencia sea supina y mi cultura inalcanzable nunca está de más (y por lo tanto ¿siempre está de menos? -siempre quise escribir esto-) tener un cerebro capacitado al lado, ya que aunque parezca mentira, incluso yo creo que dos mentes recuerdan más que una sola.
Sin más me decido a leer tu siguiente epístola (carta para aquellos que usan el diccionario de la RAE como cuña para la pata de la mesa) que veo que puestos a la acción tu hiperactividad se ha desbocado.
Birras y borras para ti.
El Lobezno
Bueno, ya sabes, yo con las críticas y los consejos me limpio la entrenalga (que es básicamente para lo que sirven) sin embargo con las apreciaciones -cuando son inteligentes- de los amigos -cuando son inteligentes- no me limpio nada, o las tengo en cuenta o no, depende de la mala ostia que lleve acumulada ese día a esa hora.
Me congratula sobremanera (que rimbombante y pedante puedo llegar a ser ¡La ostia!) que aceptes el reto de que esta relación epistolar sea del dominio público, al fin y al cabo las pocas mentes que accedan a ella no estarán preparadas para asimilar convenientemente la sarta de gilipolleces por las que habitualmente transcurren nuestras conversaciones, así que quedará para que dentro de mil años, cuando una raza más inteligente que la nuestra (no es muy difícil) las estudie como parte de la historia de una civilización que supo destruirse a sí misma)
No voy a apuntillar nada acerca de tu comentario del artículo de Julio Cesar, salvo quizá que debes recordar que antes que Julio -como megalómano- estuvo un tal Alejandro Magno, si bien este era un poco menos político y un poco más militar y sus métodos no fueron tan sibilinos ni criticables (para la mentalidad de la época por supuesto).
Por último destacarte que puedes hacer las recomendaciones que consideres oportunas, ya que aunque mi inteligencia sea supina y mi cultura inalcanzable nunca está de más (y por lo tanto ¿siempre está de menos? -siempre quise escribir esto-) tener un cerebro capacitado al lado, ya que aunque parezca mentira, incluso yo creo que dos mentes recuerdan más que una sola.
Sin más me decido a leer tu siguiente epístola (carta para aquellos que usan el diccionario de la RAE como cuña para la pata de la mesa) que veo que puestos a la acción tu hiperactividad se ha desbocado.
Birras y borras para ti.
El Lobezno
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